jueves, 1 de noviembre de 2012

Soul Hunter: 2


CAPÍTULO 2

20 minutos después, los tres salían por la puerta de su pequeño aunque acogedor apartamento, en dirección a la escuela. Todos estaban de buen humor y con energías.
Aunque no se hablaba del tema, sabían que había un ritual en el camino a la escuela, y viceversa. Tryzz iba en cabeza, con sus cascos a todo volumen cantando bajito, mientras que Hans y Zack iban detrás de ella, procurando que no le pasara nada. Y sobretodo: no molestarla de mientras, a no ser que fuera por algo realmente importante. Era terrible cuando se enfadaba... Cometieron esa insensatez un día... Solo uno. No les hizo falta nada más para aprender la lección...
-¡¿Pero se puede saber qué os pasa?! ¡¿Te parece normal ir así por la calle, dando esos gritos?! ¡Déjame en paz! -ahora era ella quien gritaba, pero le daba igual. Estaba ella muy tranquila escuchando música. ¿Qué podía ser tan importante como para molestarla de mientras?
-Tryzz, solo queríamos comentarte que... -Zack estaba asustadísimo. Solo le había dado un toquecito de nada en hombro para preguntarle una cosa sobre una nueva técnica en la que estaban pensando.
-¡Que sea la última vez que me tocáis las narices de este modo, u os iréis a la calle! ¡Que no os lo tenga que repetir! ¡¿Me he expresado con claridad?!
-Si... Perdona Tryzz -dijo el rubio, más sumiso de lo habitual.

Cuando los hermanos Hanzo pensaban en eso a día de hoy se reían y ella también, pero era un tema del que nunca se hablaba. Pero en su día, a ninguno de los tres les hizo demasiada gracia...

-¿Pero a ti te parece normal como se ha puesto por nada? ¿Y se puede saber porqué le has pedido disculpas, si tu no has hecho nada esta vez? -dijo Zack, hablando bajito, realmente enfadado. Casi nunca se enfadaba. Pero, más que enfadado, estaba contrariado. Tryzz solía estar de buen humor. ¿Qué mosca le había picado?
-Mira Zack, me he asustado. Tryzz nunca nos había gritado así. Vamos a dejar que se calme ahora, a ver si cuando llegamos a clase está más tranquila -dijo el rubio, tratando de consolar a su hermano, hablando casi en susurros también para que Tryzz no les oyera.
-¡Pero es que no he hecho nada! -él seguía indignadísimo.
-Ya lo se... Pero hace poco que estamos con ella, aún no la conocemos... Todos tienen sus manías, ¿no? Vamos a pasarlo por alto esta vez.
Zack se rindió, porque era evidente que no servía de nada ponerse tonto en ese momento. Y como que vieron que al llegar a clases la chica sonreía como siempre, no pensaron más en ello ese día.
En los días siguientes, decidieron hacer una prueba. No le dirían nada hasta llegar a la escuela. Si hasta entonces estaba de buen humor, no la molestarían en el camino. Y como que la prueba salió bien, siguieron así sin decir nada ninguno de los tres.

Al llegar a clase, Tryzz tenía un pequeño ritual particular. En frente de la gran puerta, se paraba en seco. La miraba de arriba a abajo, porque era realmente espectacular. Cerraba los ojos por un momento y al abrirlos, apagaba la música. Guardaba los cascos, volvía a cerrar los ojos y se estiraba y giraba un poco para que le crujieran los huesos. A continuación, lanzaba un profundo suspiro. Por último, se giraba para mirar a sus chicos con la mejor de sus sonrisas y entraban. Y ese día, el ritual también tubo lugar.

Cruzaron la gran puerta sonriendo, como siempre y fueron al tablón de anuncios. Había que buscar algo interesante, aún tenían un largo camino para ser las armas supremas... Tenían el doble de trabajo, por supuesto. 198 almas de demonios... ¡y dos brujas! Eso era tarea complicada, pero iban casi por la mitad, así que...

-Bueno, vemos qué tenemos por aquí... -dijo Tryzz pensativa, mirando el tablón. Estaba bastante lleno esa mañana, y había mucha actividad en el pasillo.
-Mira, aquí hay algo que podría ser interesante -dijo el rubio. Leía muy emocionado -El alma demoníaca del triple asesino sigue suelta. Hace 9 años, durante 3 años, cometió 18 crímenes. Cada medio año, 3 chicas rubias aparecían muertas. Siempre estaban en callejones. Los asesinatos se producían cada tres días. Estranguladas con una cuerda y siempre tenían una pose de paz y descanso absoluto. Siempre todo seguía un mismo patrón. Se le perdió la pista hace tiempo. Pero había vuelto a escena, y no podían permitir eso...
-¡Oh, eso suena genial! Vamos a coger el encargo, Tryzz! -dijo Zack, muy emocionado.
-¡Sí! Vamos a por ese triple asesino...
Marcaron el encargo como pillado, cogieron un duplicado del encargo y se dispusieron a ir a por ese despreciable asesino cuando se toparon con Nadia y Garet. Esos dos se conocían desde niños y no podían estar el uno sin el otro. Fue una suerte que uno de los dos fuera un arma y el otro usuario. De lo contrario, lo habrían pasado mal.
-¡Buenos días, Tryzz! ¡Buenos días, Hanzo! -dijo la alegre Nadia, haciendo ondular su melena mientras levantaba la mano a modo de saludo. Siempre saludaba con el apellido a ambos hermanos.
Los chicos saludaron levemente con la cabeza mientras que Tryzz abrazó a la pelirroja Nadia. Era lo más parecido que tenía a una amiga ahí dentro, y era algo de agradecer.
-Buenos días, encanto. Estás de buen humor. Buenos días a ti también, Garet.
Garet era un chico de pocas palabras, pero un verdadero cacho de pan en cuanto le conocías. Adoraba a Nadia por encima de todas las cosas, y, mientras él viviera, a ella no le pasaría nada. Saludó a Tryzz pasándole la mano por la cabeza, pues aunque por su aspecto imponía, en realidad se preocupaba mucho por los demás, en especial por las chicas. Tryzz sabía que Garet era uno de los chicos más cariñosos sobre la faz de la tierra, y ese gesto no le molestaba en absoluto.
Garet era alto, grande, muy musculoso... Lo que viene a ser un armario empotrado en toda regla, vamos. Tenía unos ojos grandes y redondos. Su pelo era negro como el carbón, y lo tenía largo al estilo metalero. Era muy moreno de piel. Cuando se transformaba en arma, era una ballesta con flechas infinitas.
Por el contrario, Nadia era bajita, pero no tanto como Tryzz, y tenía una silueta alargada. Estaba flaca como un palillo, pero sin llegar a dar asco. Su melena rojo chillón era una de las cosas que más destacaban. Era muy pálida y eso contrastaba mucho con su pelo pero, aunque cueste de creer, eso era lo que la hacía realmente atractiva. Los ojos, pequeños pero almendrados, hacían que mirarla fuera un honor.
Garet chocó los cinco con los hermanos Hanzo y se pusieron a hablar. Era su pequeño ritual, por así decirlo.
-Qué, ¿habéis pillado algo bueno? Por tu expresión diría que si... -dijo Nadia, verdaderamente animada.
-Oh, ¡ya lo creo que si! -con la mejor de sus sonrisas, Tryzz le extendió el duplicado del encargo a su amiga pelirroja.
-Wao, ¡el triple asesino! -exclamó Nadia tras leer un poco por encima. -¡Ese es bueno! ¡Ya tiene que valer la pena...!
-Pues claro que si, mujer. Ha vuelto. Hay que pararle los pies -dijo Tryzz poniéndose totalmente seria.
-Más vale que os deis prisa, entonces. -Nadia se puso seria también. -Nosotros iremos a ver si encontramos algo bueno... ¡Garet, en marcha! -dijo la pelirroja, gritando por encima del hombro de la chica de melena azul.
Sin mediar palabra, Garet estuvo junto a ella en un santiamén. Se despidieron todos con la mano y cada cual siguió su camino.

En el duplicado del encargo que tenían consigo, estaba toda la información que se sabía hasta el momento del triple asesino. Frecuentaba callejones y sitios oscuros que no estuvieran a la vista. También adjuntaban un mapa de la zona, y con una X habían marcado los lugares donde se habían encontrado las víctimas, con las horas de los asesinatos marcadas también.
Zack se fijó en el mapa con toda la información tan detallada y se lo pidió a Tryzz, que se lo pasó. El moreno se quedó mirando el mapa un buen rato, sacó un bolígrafo y se puso a darle golpecitos al papel con semblante pensativo. Al rato, exclamó:
-¡Lo tengo! -estaban a punto de salir de la escuela cuando el grito les detuvo a los tres. -Hans, gírate, necesito un soporte.
El interpelado se encogió de hombros pero se giró. Zack apoyó el mapa sobre su espalda y Tryzz miraba como el chico explicaba.
-Mira esto... -con su bolígrafo, Zack empezó a trazar líneas en el mapa. -Todos los asesinatos siguen en mismo patrón, fíjate en estos sitios... Eso quiere decir...
En ese momento, Tryzz entendió lo que decía Zack y pudo predecir el siguiente movimiento:
-¡El siguiente asesinato será aquí! -exclamó ella señalando el lugar correcto.
-¡Eso es! -dijo Zack emocionado, rodeando con el bolígrafo a donde ella había señalado..
-¡Estupendo! Tenemos a dónde ir... ¿Qué hay de la hora?
Hans se giró, cogiendo el mapa.
-Eso déjamelo a mi, pequeña -dijo el rubio mientras guiñaba un ojo.
Se puso a mirar el mapa con el mismo rostro pensativo que había puesto su hermano hacía un rato, y ella, mirando a los dos hermanos, no podía pensar en otra cosa que no fuera en cuanto se parecían. Dejando de lado el color del pelo y el de los ojos, la voz y, evidentemente, la personalidad, eran idénticos.
-Mmmm... Los asesinatos se producen siempre cuando oscurece y son cada tres días, con una diferencia de tres horas cada día... Ya han habido dos esta vez. El primero fue a las 6, el siguiente a las 9... Eso significa que el siguiente será a las 12 -dijo Hans, serio.
-¿Cuándo fue el último asesinato? -dijo Tryzz, más seria que Hans si eso era posible.
-Hace tres días.
-Eso significa... que hoy tenemos actuación, chicos -dijo ella guiñando un ojo. -Venga, ¡hay que prepararse!
Y, con esa sensación de seguridad que se tiene cuando sabes que está todo bajo control, se dirigieron a la sala de entrenamiento de la escuela.

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