CAPÍTULO
2
20 minutos después, los tres salían
por la puerta de su pequeño aunque acogedor apartamento, en
dirección a la escuela. Todos estaban de buen humor y con energías.
Aunque no se hablaba del tema, sabían
que había un ritual en el camino a la escuela, y viceversa. Tryzz
iba en cabeza, con sus cascos a todo volumen cantando bajito,
mientras que Hans y Zack iban detrás de ella, procurando que no le
pasara nada. Y sobretodo: no molestarla de mientras, a no ser que
fuera por algo realmente importante. Era terrible cuando se
enfadaba... Cometieron esa insensatez un día... Solo uno. No les
hizo falta nada más para aprender la lección...
-¡¿Pero se puede saber qué os
pasa?! ¡¿Te parece normal ir así por la calle, dando esos gritos?!
¡Déjame en paz! -ahora era
ella quien gritaba, pero le daba igual. Estaba ella muy tranquila
escuchando música. ¿Qué podía ser tan importante como para
molestarla de mientras?
-Tryzz, solo queríamos comentarte
que... -Zack estaba
asustadísimo. Solo le había dado un toquecito de nada en hombro
para preguntarle una cosa sobre una nueva técnica en la que estaban
pensando.
-¡Que sea la última vez que me
tocáis las narices de este modo, u os iréis a la calle! ¡Que no os
lo tenga que repetir! ¡¿Me he expresado con claridad?!
-Si... Perdona Tryzz -dijo
el rubio, más sumiso de lo habitual.
Cuando los hermanos
Hanzo pensaban en eso a día de hoy se reían y ella también, pero
era un tema del que nunca se hablaba. Pero en su día, a ninguno de
los tres les hizo demasiada gracia...
-¿Pero a ti te parece normal como
se ha puesto por nada? ¿Y se puede saber porqué le has pedido
disculpas, si tu no has hecho nada esta vez? -dijo
Zack, hablando bajito, realmente enfadado. Casi nunca se enfadaba.
Pero, más que enfadado, estaba contrariado. Tryzz solía estar de
buen humor. ¿Qué mosca le había picado?
-Mira Zack, me he asustado. Tryzz
nunca nos había gritado así. Vamos a dejar que se calme ahora, a
ver si cuando llegamos a clase está más tranquila -dijo
el rubio, tratando de consolar a su hermano, hablando casi en
susurros también para que Tryzz no les oyera.
-¡Pero es que no he hecho nada! -él
seguía indignadísimo.
-Ya lo se... Pero hace poco que
estamos con ella, aún no la conocemos... Todos tienen sus manías,
¿no? Vamos a pasarlo por alto esta vez.
Zack se rindió,
porque era evidente que no servía de nada ponerse tonto en ese
momento. Y como que vieron que al llegar a clases la chica sonreía
como siempre, no pensaron más en ello ese día.
En los días
siguientes, decidieron hacer una prueba. No le dirían nada hasta
llegar a la escuela. Si hasta entonces estaba de buen humor, no la
molestarían en el camino. Y como que la prueba salió bien,
siguieron así sin decir nada ninguno de los tres.
Al llegar a clase,
Tryzz tenía un pequeño ritual particular. En frente de la gran
puerta, se paraba en seco. La miraba de arriba a abajo, porque era
realmente espectacular. Cerraba los ojos por un momento y al
abrirlos, apagaba la música. Guardaba los cascos, volvía a cerrar
los ojos y se estiraba y giraba un poco para que le crujieran los
huesos. A continuación, lanzaba un profundo suspiro. Por último, se
giraba para mirar a sus chicos con la mejor de sus sonrisas y
entraban. Y ese día, el ritual también tubo lugar.
Cruzaron la gran
puerta sonriendo, como siempre y fueron al tablón de anuncios. Había
que buscar algo interesante, aún tenían un largo camino para ser
las armas supremas... Tenían el doble de trabajo, por supuesto. 198
almas de demonios... ¡y dos brujas! Eso era tarea complicada, pero
iban casi por la mitad, así que...
-Bueno, vemos qué
tenemos por aquí... -dijo Tryzz pensativa, mirando el tablón.
Estaba bastante lleno esa mañana, y había mucha actividad en el
pasillo.
-Mira, aquí hay
algo que podría ser interesante -dijo el rubio. Leía muy emocionado
-El alma demoníaca del triple asesino sigue suelta. Hace 9 años,
durante 3 años, cometió 18 crímenes. Cada medio año, 3 chicas
rubias aparecían muertas. Siempre estaban en callejones. Los
asesinatos se producían cada tres días. Estranguladas con una
cuerda y siempre tenían una pose de paz y descanso absoluto. Siempre
todo seguía un mismo patrón. Se le perdió la pista hace tiempo.
Pero había vuelto a escena, y no podían permitir eso...
-¡Oh, eso suena
genial! Vamos a coger el encargo, Tryzz! -dijo Zack, muy emocionado.
-¡Sí! Vamos a por
ese triple asesino...
Marcaron el encargo
como pillado, cogieron un duplicado del encargo y se dispusieron a ir
a por ese despreciable asesino cuando se toparon con Nadia y Garet.
Esos dos se conocían desde niños y no podían estar el uno sin el
otro. Fue una suerte que uno de los dos fuera un arma y el otro
usuario. De lo contrario, lo habrían pasado mal.
-¡Buenos días,
Tryzz! ¡Buenos días, Hanzo! -dijo la alegre Nadia, haciendo ondular
su melena mientras levantaba la mano a modo de saludo. Siempre
saludaba con el apellido a ambos hermanos.
Los chicos
saludaron levemente con la cabeza mientras que Tryzz abrazó a la
pelirroja Nadia. Era lo más parecido que tenía a una amiga ahí
dentro, y era algo de agradecer.
-Buenos días,
encanto. Estás de buen humor. Buenos días a ti también, Garet.
Garet era un chico
de pocas palabras, pero un verdadero cacho de pan en cuanto le
conocías. Adoraba a Nadia por encima de todas las cosas, y, mientras
él viviera, a ella no le pasaría nada. Saludó a Tryzz pasándole
la mano por la cabeza, pues aunque por su aspecto imponía, en
realidad se preocupaba mucho por los demás, en especial por las
chicas. Tryzz sabía que Garet era uno de los chicos más cariñosos
sobre la faz de la tierra, y ese gesto no le molestaba en absoluto.
Garet era alto,
grande, muy musculoso... Lo que viene a ser un armario empotrado en
toda regla, vamos. Tenía unos ojos grandes y redondos. Su pelo era
negro como el carbón, y lo tenía largo al estilo metalero. Era muy
moreno de piel. Cuando se transformaba en arma, era una ballesta con
flechas infinitas.
Por el contrario,
Nadia era bajita, pero no tanto como Tryzz, y tenía una silueta
alargada. Estaba flaca como un palillo, pero sin llegar a dar asco.
Su melena rojo chillón era una de las cosas que más destacaban. Era
muy pálida y eso contrastaba mucho con su pelo pero, aunque cueste
de creer, eso era lo que la hacía realmente atractiva. Los ojos,
pequeños pero almendrados, hacían que mirarla fuera un honor.
Garet chocó los
cinco con los hermanos Hanzo y se pusieron a hablar. Era su pequeño
ritual, por así decirlo.
-Qué, ¿habéis
pillado algo bueno? Por tu expresión diría que si... -dijo Nadia,
verdaderamente animada.
-Oh, ¡ya lo creo
que si! -con la mejor de sus sonrisas, Tryzz le extendió el
duplicado del encargo a su amiga pelirroja.
-Wao, ¡el triple
asesino! -exclamó Nadia tras leer un poco por encima. -¡Ese es
bueno! ¡Ya tiene que valer la pena...!
-Pues claro que si,
mujer. Ha vuelto. Hay que pararle los pies -dijo Tryzz poniéndose
totalmente seria.
-Más vale que os
deis prisa, entonces. -Nadia se puso seria también. -Nosotros iremos
a ver si encontramos algo bueno... ¡Garet, en marcha! -dijo la
pelirroja, gritando por encima del hombro de la chica de melena azul.
Sin mediar palabra,
Garet estuvo junto a ella en un santiamén. Se despidieron todos con
la mano y cada cual siguió su camino.
En el duplicado del
encargo que tenían consigo, estaba toda la información que se sabía
hasta el momento del triple asesino. Frecuentaba callejones y sitios
oscuros que no estuvieran a la vista. También adjuntaban un mapa de
la zona, y con una X habían marcado los lugares donde se habían
encontrado las víctimas, con las horas de los asesinatos marcadas
también.
Zack se fijó en el
mapa con toda la información tan detallada y se lo pidió a Tryzz,
que se lo pasó. El moreno se quedó mirando el mapa un buen rato,
sacó un bolígrafo y se puso a darle golpecitos al papel con
semblante pensativo. Al rato, exclamó:
-¡Lo tengo!
-estaban a punto de salir de la escuela cuando el grito les detuvo a
los tres. -Hans, gírate, necesito un soporte.
El interpelado se
encogió de hombros pero se giró. Zack apoyó el mapa sobre su
espalda y Tryzz miraba como el chico explicaba.
-Mira esto... -con
su bolígrafo, Zack empezó a trazar líneas en el mapa. -Todos los
asesinatos siguen en mismo patrón, fíjate en estos sitios... Eso
quiere decir...
En ese momento,
Tryzz entendió lo que decía Zack y pudo predecir el siguiente
movimiento:
-¡El siguiente
asesinato será aquí! -exclamó ella señalando el lugar correcto.
-¡Eso es! -dijo
Zack emocionado, rodeando con el bolígrafo a donde ella había
señalado..
-¡Estupendo!
Tenemos a dónde ir... ¿Qué hay de la hora?
Hans se giró,
cogiendo el mapa.
-Eso déjamelo a
mi, pequeña -dijo el rubio mientras guiñaba un ojo.
Se puso a mirar el
mapa con el mismo rostro pensativo que había puesto su hermano hacía
un rato, y ella, mirando a los dos hermanos, no podía pensar en otra
cosa que no fuera en cuanto se parecían. Dejando de lado el color
del pelo y el de los ojos, la voz y, evidentemente, la personalidad,
eran idénticos.
-Mmmm... Los
asesinatos se producen siempre cuando oscurece y son cada tres días,
con una diferencia de tres horas cada día... Ya han habido dos esta
vez. El primero fue a las 6, el siguiente a las 9... Eso significa
que el siguiente será a las 12 -dijo Hans, serio.
-¿Cuándo fue el
último asesinato? -dijo Tryzz, más seria que Hans si eso era
posible.
-Hace tres días.
-Eso significa...
que hoy tenemos actuación, chicos -dijo ella guiñando un ojo.
-Venga, ¡hay que prepararse!
Y, con esa
sensación de seguridad que se tiene cuando sabes que está todo bajo
control, se dirigieron a la sala de entrenamiento de la escuela.
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