CAPÍTULO 5
Cenaron con calma y tranquilidad. Todos necesitaban cierta
concentración, algunos más que otros. Tryzz acabó de darle los últimos retoques
a Hans, quien estaba hecho un flan.
-Creo que he olvidado como caminar. Y no me refiero solo a
los tacones. Creo que lo he olvidado todo.
-¡No seas bobo! Lo harás muy bien. Has practicado duro esta
tarde. El resto déjamelo a mi. Esa sabandija no se nos escapará.
Le maquilló un poco, solo para que no se notara tanto esa
expresión dura de chico.
Salió del baño para encontrarse con Zack:
-Recuerdas lo que te he dicho antes, ¿verdad? Va muy en serio
Zack. Tu hermano ha hecho un esfuerzo descomunal. Espero lo mismo por tu parte.
El moreno asintió. Ya se había mentalizado de ello, pero no
sabía la impresión que le daría ver a su hermano de ese modo. Aun así, se
jugaba mucho si se reía…
Era la hora.
Salieron de su casa dos horas antes de la hora establecida,
para llegar al lugar con tiempo.
Peinaron y rastrearon la zona. Al cabo de casi una hora, vieron una
chica rubia. Parecía algo asustada y miraba alrededor con los ojos muy
abiertos. Tryzz se dio cuenta de ello.
-Hola. ¿Esperas a alguien? –esbozó una de sus más amplias
sonrisas.
-Pu-pues si…
-Mira, sé a quién esperas. Es mejor que te vayas. No te
conviene estar por aquí…
-¿Sa-sabes quién es…? –no daba crédito a sus oídos.
-No debes estar aquí. Huye mientras aún estés a tiempo.
-¿Quiénes sois…?
-Somos de la sociedad de almas. Este no es un lugar seguro.
Vete a tu casa, ahí no podrá hacerte nada.
-¡La sociedad de almas…! –Era una sociedad famosa, conocida
en casi todo el mundo. La chica palideció y salió de ahí corriendo como alma
que llevaba el diablo. –¡Gracias! –se pudo oír su voz débilmente mientras se
alejaba. Tryzz esbozó una sonrisa. Realmente, disfrutaba de su trabajo. Ahora
solo quedaba esperar…
Cuando se acercaba la hora, empezaron a oír pasos. Tryzz
miró seria a Hans. Habían trabajado muy duro para ese momento.
-Es la hora, rubito. Ya sabes qué hacer… ¡Que empiece el
espectáculo! –Zack y Tryzz fueron a esconderse mientras que Hans se dirigía al
callejón en cuestión. Zack se fijó en su hermano. Realmente, si no sabías quien
era, parecía una chica…
-In-increíble… Tryzz, realmente sabes hacer magia… ¿Cómo has
conseguido que…? –hablaba en susurros.
-Insensato, te dije que no me subestimaras –esboza una
sonrisa. Dejan de oír los pasos. Dirigen su mirada hacia el callejón y vieron a
un hombre parado de pie mirando a Hans, que estaba de espaldas. Zack se puso
muy recto.
-Tryzz, es él. Siento la energía que desprende. No hay duda.
Estamos ante el triple asesino.
Ella se limitó a asentir y a sonreír.
-A mi señal, Zack –el interpelado asintió y observaba la
escena.
-Hola guapa. Soy quién te ha hecho venir. ¿Me esperabas…? –la
asquerosa voz de aquella bestia inundaba el callejón.
-Hola, señor. Le estaba esperando, en efecto. –Hans puso voz
de falsete con la esperanza de que sonara más aguda. Consiguió engañarle.
-Verás, preciosa… -le puso una mano en el hombro y le hizo
girarse. Al verle, su expresión de pederasta cambió al completo horror.
-Tú… ¡Tú eres un tío! –se dispuso a marcharse, pero Hans se
lo impidió. Le agarró por el cuello con el brazo, el cual se convirtió en el
fino filo que era su espada.
-Oh, ¿A dónde crees que vas?
Tryzz hizo un movimiento de cabeza. Zack se transformó en
silencio y sin hacer ruido, acorralaron al triple asesino por detrás.
La bestia consiguió zafarse, llevándose un corte
considerable en la cara. Se disponía a huír, cuando Tryzz le barró el paso, con
Zack en su mano.
-Oh, ¿se va a ir tan pronto? –esbozó una sonrisa burlona.
Acto seguido se puso seria. -¡Triple asesino! Soy la usuaria de las katanas de
la muerte japonesas, Tryzz. Y esta noche, ¡me quedo con tu alma!
Al instante, Hans se transformó, ante la atónita mirada del
asesino y se puso en la mano libre de la chica. Les empuñó como solo ella sabía
hacerlo y antes de que tan siquiera pudiera reaccionar, se abalanzó sobre él,
propinándole una serie de severas estocadas que el asesino esquivaba con
dificultad. Por desgracia, el asesino era rápido, y consiguió huír. Tryzz salió
disparada tras él, sin perderle la pista en ningún momento. Es rápido, pensó
ella. Igual que el profesor… Esbozó una sonrisa y aumentó la velocidad.
Pronto se encontraron de nuevo en un callejón. Sin duda, era
una bestia de costumbres. La esperaba. Se puso a dar vueltas a su alrededor.
Era condenadamente veloz. En un descuido, consiguió ponerse tras ella. Sin
perder un segundo, puso su cuerda en su cuello y empezó a tirar, con la clara
intención de ahorcarla.
-No debiste meterte dónde no te llaman. Condenada sociedad…
No eres mi tipo pero… ¡contigo haré una excepción! –tiró de la cuerda con más
fuerza.
Tryzz soltó a las espadas para llevarse las manos al cuello,
tratando de separar la cuerda de su cuerpo. Era muy fuerte, la tenía bien
agarrada. Su cuerpo se paralizó y no podía hacer nada. Zack se destransformó y
cogió a Hans. Le asestó una fuerte estocada en el estómago, hundiendo el filo
de su hermano en sus asquerosas tripas. El tipo soltó el agarre, gritando de
dolor y llevándose las manos a la barriga y Tryzz cayó al suelo, tratando de
recuperar la respiración. Hans volvió a su forma humana también para ayudarle a
levantarse. Se levantó como pudo, el tipo seguía en el suelo, retorciéndose de
dolor.
-¡Zorra…! ¡Me las pagarás…! –trató de levantarse, pero no
pudo.
-Déjame que lo dude. –alzó las manos y sus chicos volvieron
a sus formas de espada rápidamente. Cortó la cuerda en dos. El pobre diablo se
puso a gritar como si le hubieran partido las piernas. Puso un pie en su
horrenda entrepierna y pisó con fuerza. Se puso a gritar como un cerdo.
Disfrutó de esa expresión durante un segundo. Acto seguido, cruzo sus espadas
en alto.
-Triple asesino, ¡he dicho que me quedo con tu alma! –Clavó ambos
filos en su corazón, matándolo al instante.
Sacó las espadas. El cuerpo del asesino empezó a
desfigurarse, formando líneas rojas y negras. Al final, solo quedaba su alma,
levitando. Tryzz suspiró aliviada. Seguía algo dolorida, así que apenas terminó
el combate sus piernas le fallaron y se dejó caer en el suelo. Los chicos
volvieron a sus formas humanas, preocupándose por ella.
-Tryzz, ¿estás bien? –la chica respondió asintiendo con la
cabeza, tosiendo todavía y llevándose las manos al cuello. Con un leve
movimiento de cabeza, señaló el alma y luego miró a Hans.
-Rubio… Te la has ganado –sonrió débilmente.
El rubiales esbozó una amplia sonrisa. Cogió el alma entre
sus manos y empezó a apretar hasta que se introdujo en él. Una suave luz roja
le envolvió durante un segundo.
-¡Si! –exclamó Zack contento. ¡La actuación de esta noche ha
sido todo un éxito!
Los tres sonrieron. Tryzz trató de ponerse de pie, pero Hans
la cargó en su espalda y se fueron hasta el apartamento. Por el camino, Zack se
dio cuenta de que su querida usuaria se había dormido.
-Pobre. Está agotada… -sonríe. –Buen trabajo el de hoy,
hermanito. Has estado sensacional. Te dije que saldría bien.
-Ha sido un trabajo en equipo –le guiñó un ojo.
Al llegar, acostaron a Tryzz. Zack ayudó a su hermano a
quitarse toda la parafernalia que llevaba encima y nada más acostarse, se
durmieron enseguida, agotados pero con una sonrisa en sus labios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario